En las calles del barrio Marti Coll se caminaba entre el barrio y la impotencia. Los vecinos estaban indignados. Todos coincidían en que los daños que sufrió la zona no se debe a un desastre natural, sino a la falta de precaución a la hora de realizar obras públicas. El lugar más afectado fue la comisaría, una pileta que era desagotada esta mañana por las autoridades.
Víctor Hugo Pirino, un vecino del barrio, le comentó a LA GACETA que el problema es "consecuencia de la pavimentación del Camino de Sirga. Desde que se hizo eso, caen unas gotas y toda el agua viene para acá". "Es la tercera o cuarta vez que nos inundamos, pero esta sin duda fue la peor", añadió.
"Sufrimos el abandono por ser una zona que está en el límite entre Tucumán y Yerba Buena. Y hablo en general: el mantenimiento, la limpieza, alumbrado y la seguridad. Los vecinos lucharon desde siempre contra todo", opinó Sergio, un joven de la zona que veía las consecuencias de las precipitaciones.
El intendente interino de Yerba Buena, Rodolfo Aranda, estuvo en la dependencia policial y se mostró sorprendido por las consecuencias de las precipitaciones: "esto es uno de los más críticos debido al nivel que alcanzaron las aguas. Desde el lugar en donde estamos, superó los dos metros y medio".
"Hay vecinos que perdieron gran cantidad de ropa y mobiliario. Estamos interiorizándonos de la situación para luego hacer una evaluación. Estamos tratando de dar una solución", sentenció.